EL ULTIMO REBELDE es un blog dedicado a.... Guillermo Barros Schelotto ... un futbolista Argentino excepcional, multicampeón e idolo indiscutido. GRACIAS POR VISITARNOS !!! esperamos que te guste ...

La Gran 7

Volvió Guillermo, volvió el siete. Y siete mil hinchas fueron a recibirlo a Estancia Chica, con papelitos, bengalas y bombos, en una demostración de afecto y pasión únicos. El Mellizo se entrenó y hasta le dio a la pelota.

Un Guillermo serio y concentrado, midiendo palabras y entusiasmos, finalmente cedió, y un gesto de alegría se coló para mostrar que, debajo de esa pose adusta, había un tipo feliz. Fue el presidente Delmar con sus 83 pirulos, el que le arrancó una sonrisa. Después de la conferencia de prensa, las más de 7 mil personas que fueron a Estancia Chica a recibir al ídolo se pusieron a cantar. Y ahí se prendió Cacho, como un pibe de tablón, a acompañar a multitud. El Mellizo cruzó mirada cómplice con Angel Cappa y la sonrisa coronó la tarde. Era necesario para él terminar así.

Guillermo llegó temprano. Saludó a los de siempre y a los nuevos, con los que volverá a familiarizar en rostros y complicidades. Fue una mañana tranquila para Barros Schelotto, quien seguramente no imaginó el pandemónium que vendría después. En la bucólica Estancia Chica, Guillermo se reencontró con los olores de su infancia, que volvieron con la dulzura de los recuerdos buenos. Empezó despacio, amigándose con el trote, asociándose con Gastón Sessa, un arquero al que sometió una y otra vez como rival, pero que en las vueltas de la vida lo tiene ahora de compañero, compartiendo con él la triple función de jugador, referente e hincha. Guillermo comprobó rápidamente que el fuego de futbolista no se apagó. Bastó que Cappa ordenara un trabajo de fútbol reducido para que apareciera el viejo Mellizo de siempre. Como antes, pidió la pelota, se tiró a los pies, ordenó, habló, se hizo líder. El baño y el almuerzo no pudieron bajarle la ansiedad. Mientras todo el plantel se recuperaba con una siesta, Guille y Sessa fueron hasta la pileta a compartir una charla y esperar la práctica de la tarde. El primer diálogo, quizá fundacional, de las bases del nuevo Gimnasia.

Mientras, La Plata hervía en pasiones. Desde el centro a la periferia se fue armando una caravana de autos e hinchas, con banderas, bocinazos y gritos, como cualquier domingo de fútbol, salvo que era viernes, era enero, y no había pelota que convocara. Pasadas las 15.30 ya había unos cientos en la puerta del predio del Lobo. Un rato después, un ratito en realidad, una ola de gente y autos inundó Estancia Chica. Una larga fila de vehículos embanderados alfombró el camino interno de unos ocho kilómetros hasta la Avenida 520. Gente emocionada, familias en plan mate, con sillitas y sombrilla, filas de pibes con remeras con el número 7. Una colección de camisetas que dormía en un rincón esperando este momento por fin vio la luz. Y cuando vieron al ídolo, gritos, papelitos, humo azul y blanco, un día de partido sin partido. Como para entender que el fútbol no necesita de mucho para mostrar la pasión con la que está hecho.

La práctica de la tarde tuvo otro marco ahí Guillermo trabajó el físico, volvió a tocar la pelota y ensayó definición, para que la gente gritara goles imaginarios, y soñara con que esta tarde de fiesta, fue apenas la primera de muchas. Todos, incluido Guillermo, se fueron a dormir con esa ilusión.

Fuente:
Olé

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