La difícil y razonada decisión de Guillermo
Christian Leblebidjian
De la Redacción de LA NACION
Por estas horas, Guillermo Barros Schelotto está en vuelo, próximo a aterrizar en Columbus, donde comenzará una pretemporada de 45 días para afrontar su último año de contrato con el equipo norteamericano. Pero hace apenas 40 días, el Mellizo era tentado desde Boca y Gimnasia y Esgrima La Plata para que tomara una decisión con el corazón y no con la razón.
En el primer caso, para que analizara la chance de colgar los botines anticipadamente (siempre dijo que pretendía jugar hasta 2009) y que fuera el DT en reemplazo de Miguel Russo. En el segundo, para que regresara al club donde nació, se pusiera la camiseta N° 7 y diera una mano para evitar el descenso. Los dos llamados, está claro, le movieron el piso . Porque más allá de que estaba decidido a jugar un año más, nunca quiso irse de Boca y estaba dispuesto a resignar sus deseos por los escudos xeneizes y triperos . Si las condiciones hubieran sido las adecuadas (políticamente y desde el peso en la decisión del DT Guillermo Sanguinetti), Barros Schelotto se hubiera puesto la camiseta del Lobo, con la que jugó 181 partidos y anotó 45 goles.
Desde Japón, luego del traspié ante Milan, Juan Román Riquelme habló con el titular xeneize Pedro Pompilio y le cortó su chance de ser DT "ya". El Mellizo no lo había terminado de meditar que, de un día para otro, para los dirigentes dejó de ser "el" candidato para reemplazar a Russo. Desde Gimnasia, al margen de los dichos del presidente Walter Gisande, Sanguinetti no estaba convencido de repatriar al Mellizo. El Topo no hizo mucha fuerza para traerlo y la situación fue bien distinta de cuando en junio de 2006 Eduardo Abadie, titular de Estudiantes, y Diego Simeone movieron cielo y tierra para contar con el ídolo Juan Sebastián Verón, columna vertebral de la vuelta olímpica en el Apertura 2006.
Es cierto que Guillermo no pudo destrabar el vínculo con Columbus Crew, ya que la cláusula para rescindir era sólo si dejaba el fútbol y se decidía a ser DT. Pero en Estudiantes, más allá de las diferencias con el dirigente Julio Alegre, todos pensaron en el club y el ídolo volvió. Verón era pretendido al mismo tiempo por River y por Boca y la Bruja eligió Estudiantes, institución en la que debutó en 1994 y -hasta su regreso- había jugado 60 partidos y convertido siete goles. Las diferencias internas siguieron, pero Estudiantes fue campeón con Verón como abanderado .
Esta vez, Guillermo también quiso darle prioridad al corazón, pero -por una cosa u otra- las situaciones no estaban dadas para su regreso. Más allá de algún enojo, Barros Schelotto está tranquilo y tomó la mejor decisión. No era el momento para que el corazón se interponga ante la razón.
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