EL ULTIMO REBELDE es un blog dedicado a.... Guillermo Barros Schelotto ... un futbolista Argentino excepcional, multicampeón e idolo indiscutido. GRACIAS POR VISITARNOS !!! esperamos que te guste ...

OTRA VEZ SOPA.... (Sin palabras)



Triste final para Argentina en la Copa América. Porque se fue vapuleado, por Brasil nada menos, después de 90 minutos de impotencia, de dudas, de confusión, de la nada misma. Atrás, bien lejos, quedó ese equipo que había llegado aquí como candidato, a partir de su fútbol elegante, de su contundencia, del respeto que se hacía ganar en la cancha... Hoy Argentina no tuvo vida. En el fondo acumuló errores, en el medio no hizo pie y arriba pasó inadvertida. Su rival, en cambio, aplicó a la perfección el plan de juego, le metió tres e incluso hasta mereció algún otro. Lo peor de lo peor, justo en el momento ideal para cortar la pesada cruz de 14 años sin títulos.
Ni el más entusiasta brasileño imaginó arrancar de ese modo. Porque todavía se estaba armando el partido cuando Argentina recibió un golpe letal, de los que mueven en serio la estantería. Messi, después de bajar una pelota imposible en la mitad de la cancha, dejó corto el pase siguiente y de la nada se fabricó la contra que terminó en el gol de apertura. Baptista picó con el perfil cambiado sobre el sector izquierdo del área grande y Ayala dudó en salir a encimarlo. Ahí pagó caro, porque dio un margen que su rival, muy atento, aprovechó para sacar el derechazo al ángulo. ¿Abbondanzieri? A mitad de camino, sólo la miró entrar. Se jugaban 4 minutos.Un cimbronazo para sacudir al más pintado. En una final, para colmo. Argentina, sin embargo, trató de dar rápido vuelta la hoja. Riquelme, una vez más, puso la pelota en su suela, la distribuyó hacia los costados, fabricó espacios y también aguantó las patadas. Casi enseguida viene el empate. Messi encaró dentro del área y por poco no lo tocan. Llegó al fondo, se la puso en la cabeza a Verón, quien lo vio entrar de frente a Román. Y el zurdazo del 10, a la carrera, rebotó en el palo. De los mejor, a nivel colectivo, del equipo en el campeonato.Brasil, claro, empezó a jugar tranquilo, sin responsabilidad y sabiendo, nada menos, que el resultado lo conducía al título. Cerró aún más su defensa y sus intentos se potenciaban a partir de los problemas en la marca que tenía la Selección. Zanetti iba y le costaba volver; Ayala no lograba controlar los pelotazos cruzados para Baptista; Milito se complicaba por los cruces; y a Heinze lo desbordaba Maicon.Empezaba la confusión que no terminaría nunca. Atrás, sobre todo, pero tampoco Román agarraba la pelota en el medio y cuando la tenía, sólo Messi (encimado y todo) se le acercaba para descargar. Tevez iba de punta a punta por el frente de ataque, aunque entre Alex y Juan lograron, de manera alternada, no dejarlo dar vuelta.Basile, en la previa, había pronosticado un ritmo lento por el calor, algo que no ocurrió en la primera media hora. Argentina, obligada por la desventaja, trató de acelerar de tres cuartos de cancha hacia delante, pero le faltó profundidad. El empate, igual, parecía estar al caer. Lo merecía Argentina y casi lo grita a los 35 minutos. Tevez trabó una pelota en la medialuna que quedó dando vueltas en el borde del área. Riquelme apareció otra vez libre y le dio a colocar con la parte interior del pie derecho. El arquero, pese a que estaba tapado, voló de palo a palo y la sacó como pudo.Era una situación de peligro, porque la desesperación por ir siempre hacia arriba dejó profundos huecos atrás. Y se sabe, Brasil es Brasil, tenga los nombres que tenga. Otra réplica y el seleccionado quedó patas para arriba: Alves, después de ganarle las espaldas a Heinze, la cruzó fuerte al área chica, donde Ayala se la llevó por delante y lo descolocó a Abbondanzieri con un despeje que se coló en el rincón. 2 a 0 exagerado, quizás, pero realista y a la vez problemático para los de Basile.Hacía falta encontrar el descuento rápido en el segundo tiempo para no dejar que Brasil se relaje y saque lo mejor suyo de adentro. Siguieron jugando los mismos, en su clara señal de confianza. Aún sin profundidad, la fórmula ofensiva fue la misma. Sin el clásico 9 de área, el equipo dependía de los arranques de Messi o de la guapeza de Tevez. Muy poco ante un adversario que, a medida que pasaban los minutos y con varios metros por delante para hacer circular el balón, se fue haciendo fuerte. Porque entró en el juego que más le convenía y además porque Argentina, impotente, cometía un error tras otro.Entró Aimar por Cambiasso, con poco más de media hora por delante. La idea era encender a Riquelme y a Verón, quienes no lograban imprimirle fútbol al andar del sleccionado. Y no hubo caso, los caminos de búsqueda pasaban por meterles pelotazos a los petisos de arriba. Elemental, perdieron siempre.Lo más preocupante era que no aparecían situaciones netas. Pudo llegar el descuento en una jugada que primero lo tuvo Aimar, después Messi y enseguida Tevez. Nada, tampoco.Del gol ni noticias y a Basile se le acaban las variantes. Puso a Lucho González, sacó a Verón. Olía mal la cosa y Brasil se aseguró el título en otra salida fulminante de sus volantes. Vagner Love la colocó en profundidad para Alves y el remate cruzado bajó la cortina.Argentina, por puro compromiso, empujó hacia la nada. Iba sin saber a dónde y terminó encerrado en un callejón oscuro, confundido, expuesto a un cachetazo histórico, de esos que duelen en el alma.

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